Imagen tomada: IG @fitmargaritarosa

Margarita Rosa explica por qué se retiró de las redes sociales.

La actriz siempre había sido muy activa en sus redes sociales, especialmente en Twitter, y desde hace algunos meses ha estado muy ausente, tanto que sus seguidores han extrañado sus publicaciones.

Sin embargo, la interprete de ‘Café con Aroma de Mujer´, decidió cerrar su cuenta oficial de Instagram y Twitter.

En una entrevista que dio para la revista Cambio, Margarita se sinceró y contó el motivo del por qué cerró sus redes sociales.

“Abrí mi cuenta de Twitter en 2009. Me parecía muy entretenido aquello de tratar de decir lo más posible con una cantidad limitada de caracteres. Como ejercicio de raciocinio, ingenio y escritura era una diversión y, por supuesto, también directa con gente de todo el mundo. Por medio de esa red, en particular, conseguí nuevos amigos y tuve acceso a personas admirables. Lo que pasó es que me empecé a cansar del ruido que yo misma estaba produciendo ahí”, expresó.

Y agregó lo siguiente: “Creo que me retiré de las redes porque no soportaba más la reactividad mía y la de los demás. No estoy segura de que vivir en paz sea una meta alcanzable; creo, más bien, en entrenar la capacidad de vivir en el conflicto sin que eso signifique eliminar al otro. Ahora, hay maneras de transitar el conflicto y pilotear las emociones que se generan por cuenta de él. Yo opto por la autoobservación constante y por eso no soy muy buena para pelear con nadie”.

También contó que la controversia que se genera en Twitter puede ser peligroso.

“Una voz menos en el barullo no puede sino ser saludable. Para mí, lo divertido de Twitter no era tener “seguidores” (palabra horrible), sino la discusión pública en sí y también las lecturas colectivas. Podría haber seguido manteniendo solo eso, pero no es fácil estar en esa red y no meter la pata como lo hice tantas veces. Por eso me parece peligroso. Si es cierto que hay gente que se influencia por las cosas que uno dice ahí, es mejor retirarse de la escena. También es una práctica de emancipación, pues me salí de todas y me siento vivir la vida pequeña –que es la única que tengo– fuera del radar”.