La creadora de contenido mostró su lado más frágil tras denunciar presión agrupada de compañeros, en un episodio que volvió a sacar a relucir rencillas pasadas y dividió al público.
La paz dejó de existir por un rato en el set de La Casa de Alofoke 2 cuando la paisa Melissa Gate, conocida por su carácter fuerte y directo, se quebró emocionalmente. El desencadenante: lo que ella misma calificó como una estrategia intencionada de varios compañeros en su contra dentro del reality que se graba en República Dominicana.
Durante uno de los confesos más íntimos del programa, Melissa denunció sentirse «acribillada» por el trato sentimental del grupo. “A veces a uno le da impotencia, es que varias personas se unen para hacerte la vida imposible […] y ahí es cuando uno dice qué gonorrea la gente, parce”, confesó la influencer entre lágrimas.
Poco después, la creadora de contenido buscó refugio en el confesionario. Con voz quebrada indicó: “Estoy al borde de la locura, tengo neurosis… desde que me levanté no he parado de llorar, voy a necesitar ayuda psicológica”, frase que encendió aún más las reacciones en redes.
La escena se volvió uno de los momentos más comentados del espacio televisivo, y no precisamente de forma unánime. En el mundo digital surgieron dos bandos: por un lado, quienes le expresaron solidaridad, señalando que la convivencia en un encierro puede afectar emocionalmente a cualquiera; por otro, quienes recordaron antiguos capítulos de Melissa en formatos anteriores y consideran que ahora “el karma llegó” por ella. “Melissa no lleva ni 24 horas y ya se puso de víctima… pero y ella lo que hizo con Karina García en La Casa de los Famosos”, comentó un usuario en Twitter.
La historia reciente de Melissa en realities ya mostraba roces: su entrada a La Casa de Alofoke no fue tranquila, con enfrentamientos verbales, reproches y tensiones que la posicionan como figura polémica.
Dentro del programa, algunos de sus compañeros optaron por mostrar apoyo ante su quiebre, mientras otros mantuvieron distancia o incluso reforzaron el trato frío hacia ella, lo que alimentó la percepción de “alianza en su contra”. Este ambiente generó que Melissa decidiera aislarse durante unos minutos para recomponerse.
Para los espectadores, este episodio funciona como una doble lectura:
La primera, que es un ejemplo real de lo complicado que puede ser el encierro y la presión al vivir con extraños bajo cámaras.
La segunda, un capítulo de venganza emocional, donde quienes siguen el pasado de Melissa lo interpretan como una especie de “ajuste de cuentas”.
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